logo

Barro – Jaime Franco | XI Premio Luis Caballero

Proyecto nominado al XI Premio Luis Caballero.


Del 30 de octubre al 19 de diciembre de 2021.

 

 

Durante los tres primeros meses de este año intervine la ruina de una casa hecha en barro en la vereda de Güita, aledaña al municipio de Suesca, en Cundinamarca. La casa original, perfecto ejemplo de arquitectura vernácula, había sido levantada por artesanos de la región para don Agustín Guacaneme González a comienzos del siglo XX.

Tras la partida de sus dueños, la casa fue abandonada paulatinamente. El clima, el paso del tiempo y el vandalismo fueron convirtiéndola en una ruina en la que solo algunas paredes en barro continuaban en pie. Esa ruina fue el punto de partida de este proyecto que tiene como propósito suscitar una reflexión alrededor del concepto de transformación.

En todos los procesos de la naturaleza constatamos mutaciones, percibimos cambios, solo podemos tener certeza de lo transitorio. “Lo único permanente es el cambio”, sentenció Heráclito de Éfeso.

Parece contradictorio por parte de la ambición humana crear cosas eternas, aspirar a lo permanente e indestructible, resistiéndose al carácter efímero de todos los procesos. El barro, como pocos otros elementos, tiene unas cualidades plásticas apropiadas para poner de presente la dualidad entre lo transitorio y lo eterno.

La casa original, construida a partir de la propia tierra del lugar, da pie a una nueva construcción —que en este caso no tiene un fin utilitario— y que algún día también volverá a fundirse con la tierra. El ejercicio es una materialización del constante proceso de construir-destruir-construir.

La nueva construcción —sugerida en alguna medida por las paredes originales, pues se conservaron algunas de ellas— es una intersección, un cruce de caminos, que permite enmarcar nuevas visuales en el lugar y que, seguramente, despertará la curiosidad de un espectador desapercibido que más adelante habrá de preguntarse: ¿qué clase de ruina es esta?, ¿qué edificio albergaba?, ¿qué función cumplía?

La estructura final se integra a cada paso con el lugar en la medida en la que crece la vegetación y mientras que los propios muros, que empiezan a deteriorarse desde el momento en que han sido terminados, van dándole el carácter de una nueva ruina.

Existe una simetría mas no es total, cada una de las paredes tiene una medida diferente y no todas tienen la misma altura. Dos de las esquinas rompen además con el paralelismo en un ángulo que es apenas perceptible, pero significativo. Dos paredes no se elevan horizontalmente y suben en una ligera inclinación.

Todo lo que se construyó se hizo a partir del propio material retirado de las paredes originales, no fue necesario utilizar material adicional. Si bien la construcción inicial fue hecha con adobes —ladrillos de barro sin cocer—, las nuevas paredes se levantaron en tapia pisada, técnica diferente que usa el mismo material reciclado: la tierra seca y endurecida de los adobes, compactada por los años, se vuelve maleable de nuevo al triturar y añadir boñiga de caballo, pasto seco y agua.

Todos estos elementos vuelven a darle vida a esta tierra convertida en barro que se vierte en formaletas para ser finalmente pisada en una ardua y paciente tarea.

Jaime Franco

 

Este proyecto no se hubiese podido realizar sin la colaboración de los hermanos Guacaneme, propietarios del terreno. Particularmente de Fresia Guacaneme y su esposo César Aguilar, quienes acogieron la propuesta con generosidad.

Los maestros y artesanos encargados del trabajo in situ fueron Antonio Villamizar, Miguel Villamizar, Jorge Gutiérrez, Marvin Cuva, Duván Hernández y John Hernandez.

Música y asesoría tecnológica: Alejandro Gómez U

Asistente de edición: Susana Urrea

Asistentes en el montaje: Arturo Pérez y Esteban Gallego

Agradecimientos especiales: Blanca Botero, Gisella Cristancho, Otto Wunderlin y Rodrigo Orrantia


Programación y actividades de la exposición.